El edificio a rehabilitar se encuentra en la confluencia de la Avenida San Agustín y la Calle Severo Ochoa en los números 13 y 8 respectivamente. Se ubica en la esquina de una manzana cerrada, típica dentro del desarrollo urbanístico de los años 1970-80 de la Villa de Avilés.

La fachada principal se desarrolla en 11 plantas, de las cuales el bajo corresponde a un uso comercial (no se interviene), 9 plantas tipo y una última planta ático, retranqueada de las anteriores y precedidas de terrazas, ambas con un uso residencial.

La mayor parte de la fachada rehabilitada se encuentra en una orientación Noroeste, presentando algunas zonas al Sur pero sombreada por los edificios colindantes. Esta orientación fría, poco soleada y expuesta a los temporales de lluvia y viento hicieron inevitable su rehabilitación. Presentando problemas de desgaste, erosión y desprendimiento del ladrillo cara vista, así como la aparición de condensaciones interiores agravadas por la presencia de puentes térmicos en contorno de ventanas, techos y en paredes. Por último y no menos importante, otro de los problemas es la contaminación acústica, de una calle con mucho tráfico de vehículos en ambos sentidos.

Por lo tanto, se plantea una solución que aborde estos problemas con una rehabilitación energética, mediante un sistema de fachada trasventilada. Dicha fachada se compone de una subestructura donde se fijan planchas de panel composite e:4mm de gran formato, incorporando 10 cm de aislamiento termo-acústico de lana mineral. Escogiendo este sistema de acabado debido a su flexibilidad de corte y doblado, así como a la adaptabilidad para resolver la gran cantidad de quiebros que posee el paramento vertical del edificio.

La fachada ya presentaba una composición geométrica interesante, mediante la combinación de la fábrica de ladrillo visto y plaqueta cerámica, en distintos lienzos verticales y horizontales, pero con poca diferenciación cromática. Lo que se pretende con esta intervención es potenciar esa composición buscando un mayor contraste cromático y compositivo, con la conjugación de un color similar al ladrillo marrón que existía y un color blanco más neutro, que a la vez le dé más luz al edificio y a los espacios públicos colindantes.