Protección térmica y acústica.
Reducción del gasto energético, tanto en calefacción como en refrigeración.
Solución a los puentes térmicos, permitiendo un aislamiento continuo incluso en las zonas estructurales.
Máxima impermeabilidad y transpirabilidad.
Disminución del riesgo de condensaciones en el interior de la vivienda.
Durabilidad del sistema, bajo coste de mantenimiento.
Flexibilidad en el diseño (materiales, colores y texturas).
Disminución de las emisiones CO2, por lo que ayudan a la protección del medio ambiente.